Tan solo mira a tu alrededor, mira por la ventana más cercana, ve al parque que te quede de paso al trabajo, a la escuela, hacia tu casa. Mira algún programa que nunca hayas visto, acércate a platicar con una persona mayor que tú, escucha las historias de tu abuelo, de tus tíos, de un desconocido que te encuentres por casualidad en tu camino y te preguntó por una dirección.
Durante tu día levanta la mirada, observa con detenimiento cada objeto que te rodea, lee algún libro extraño que haya estado guardado en algún rincón de tu casa, atrévete a ir a lugares que jamás habías pensado ir y no necesariamente tiene que ser un viaje largo, incluso puede ser una ruta diferente de la que acostumbras tomar. Prueba comida nueva, comida que te parezca curiosa, o al menos lee completo el menú de ese restaurante que sueles visitar a menudo. Observa discretamente cómo se comportan las personas, como caminan, que ropa usan. Entra a tiendas como un observador, mira con detenimiento todo aquello que llame tu atención, aunque no tengas la intención de comprar absolutamente nada, mira como disfrutan o pelean los demás. Si tienes dudas, investiga, busca en Internet, libros, o cualquier otra fuente aunque sean personas o, animales, porque en todo esto puede que encuentres la inspiración, puede que ahí esté la idea que estabas buscando.
Hazlo como un mandamiento, vuélvelo una costumbre y verás cómo las ideas solitas llegarán a tus manos y cuando así sea, realízalas.
Escrito por: Mariana García
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